La vestimenta como identidad

La sociedad azteca era una sociedad disciplinada, jerarquizada y que valoraba el mérito personal por sobre las demás cosas. Este reconocimiento social de las virtudes propias se verificaba por la manera de vestirse. La ropa era su identidad. Para comprenderlo mejor, podemos decir que el vestido era algo equivalente a la credencial de elector y a los premios recibidos. Hombres y mujeres no podían vestirse como quisieran; debían llevar puestas prendas que correspondieran a su sexo y estatus. Al respecto, Fray Diego Durán nos recuerda que “…al pueblo común en Tenochtitlán y otras partes le estaba prohibido comer carne en general, vestir de algodón, calzar zapatos, usar adornos como joyas de oro o chalchihuites, vestir mantas adornadas…”. Infringir esta reglamentación constituía un delito que era sancionado duramente. En efecto, vestirse con prendas que representaran un estatus más alto era visto como una falsificación de identidad y una falta moral imperdonable; trastornaba el orden social y ponía en jaque los valores que caracterizaban al pueblo azteca. Por eso, podían condenar al usurpador hasta con la muerte.

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Ahora bien, cuatro eran las formas de las prendas que indicaban el estatus de quien las llevara puestas. Primero, el taparrabos, maxtlatl, y la capa, tilmatl, se diseñaban para los hombres humildes del campo y los cargadores; la camisa, huipil, la falda y el chal, quechquemitl, para las mujeres. Los atuendos que cubrían más partes del cuerpo correspondían generalmente a los individuos de estatus superiores, como por ejemplo las faldas largas y camisas de manga larga para las mujeres nobles, y los uniformes de cuerpo completo para los guerreros merecedores. Un segundo elemento de distinción en la vestimenta era el uso de adornos como los bordados de colores y las incrustaciones de piedras semi-preciosas como jade, ónix, turquesas y ámbar, entre otras. Muy pocos podían tener vestidos con plumas, conchas y oro. El tercer elemento de distinción tenía que ver con el color, siendo el blanco el de la gente sencilla. La utilización de prendas coloridas a partir de pigmentos naturales era de uso exclusivo de los nobles y guerreros experimentados; cada combinación de colores tenía un significado simbólico preciso. Un cuarto y último elemento diferenciador era el tipo de tela, pues los vestidos más rústicos eran de fibra de maguey, mientras que los demás eran confeccionados con algodón, el cual a su vez era de distintas calidades.

Aunque había un tipo de prenda para cada estrato de la sociedad azteca, no siempre se usaba el mismo modelo, incluso para la gente del pueblo, macehualtin. Había cierto margen de libertad para personalizar la ropa como, por ejemplo, la capa de los hombres, timatl, que podía portarse de tres maneras diferentes. Las prendas de vestir eran muy a menudo elaborabas en casa con los recursos económicos y el tiempo de que disponía la mujer para tejer y bordar. Adquiría la materia prima en el mercado y luego la procesaba para confeccionar mantas, faldas, camisas y cobijas. La gente poseía necesariamente cambios de ropa, y quienes tenían más recursos, como los guerreros de alto rango, poseían además uno o varios atuendos para danzar y otros para ir a la guerra. En todo caso, detrás de la confección de cada prenda de vestir estaba una mujer.

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Cuando nacía una niña, se le regalaba una escobilla, el cuchillo de tejer, la varilla del telar, el huso y el algodón. Eran los objetos que aprenderían a manejar desde su infancia bajo la supervisión de su madre y otras mujeres expertas. Es interesante saber que en el lenguaje poético, los aztecas se referían a la mujer como “la falda, la camisa”. Juntas, estas prendas representaban a las personas del sexo femenino. Por otro lado, cuando una pareja se unía para formar una familia, ella decía: “Extiendo sobre [nombre de su compañero] la falda, la camisa, tiendo sobre él el cuchillo de tejer, el huso, la varilla del telar, ato a su mano el algodón, el huso”. Asimismo, vemos cómo el algodón y los instrumentos que servían para transformarlo en manta, estaban asociados con el universo femenino. Es en manos de las mujeres que tanto el algodón como el cacao adquirían una plusvalía de la cual todos se beneficiaban.

Cabe recordar que la manta de algodón fungía como un bien de referencia en los intercambios comerciales. Su valor variaba en función de la calidad de la materia prima, así como de la existencia o no de bordados, y lo delicado de éstos. Eran piezas de dimensiones estándares que medían el ancho del telar. Para elaborar una prenda de vestir se cocían juntas varias mantas. El hecho de que la manta de algodón, junto con las semillas de cacao -regalos de Quetzalcóatl a los seres humanos-, eran bienes de referencia en los trueques, indica la importancia que tenía para los antiguos nahuas. Además, el valor de cambio de la manta no estaba disociado de su valor de uso. Vestirse era una necesidad universal y quienes no usaban ropa, ni siquiera para cubrir las partes íntimas del cuerpo como los purépechas, por ejemplo, eran considerados por los aztecas como muy poco evolucionados.

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Sola falta agregar que en la vida cotidiana los aztecas privilegiaban prendas de vestir cómodas y funcionales que permitían a cada quien realizar los movimientos que su oficio le obligaba llevar a cabo. El tipo de ropa de uso diario estaba adecuado al tipo de labores que realizaban. En lo que concierne a quienes habían sido formados en la escuela superior, calmécac, conservaban a menudo el hábito de no taparse mucho del frío con tal de curtir su cuerpo y hacerlo más resistente. La unidad de élite del ejército, quachic, llevaba esta práctica hasta sus extremos.

En suma, para los aztecas, la vestimenta señalaba la identidad de quien la llevaba puesto y permitía el reconocimiento social de las virtudes de cada persona. El tipo de  ropa, así como los adornos y el peinado regulaban el orden de las diferencias sobre la base del mérito.

 

 

One Comment

  1. Dante De La Rosa

    Es un placer el leer tus investigaciones, que nos haces más orgullosos de dónde venimos y lo avanzado que era La Cultura Azteca

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